28ª CONFESION: UN CUENTO DE -NO- HADAS
Erase una vez, una pequeña -no- hada que no tenía alas; tiempo atrás un ogro, disfrazado de príncipe, se las había arrancado. Un día la pequeña -no- hada vio a un príncipe de cual quedó prendada. Este no era el típico príncipe azul, era un príncipe negro, oscuro, un príncipe de la noche y eso a ella le encantaba. La pequeña -no- hada quería que el príncipe de la noche se fijara en ella y buscó unas alas prestadas. Una mañana se puso las alas prestadas y anduvo revoloteando por el reino para que el príncipe la mirara, pero el príncipe se sonrojaba al verla revolotear con esas alas prestadas, no sabe si por pena ajena o porque lo que sentía por ella lo hacía avergonzarse. La pequeña -no- hada se dio cuenta que esas alas le quedaban apretadas y cada vez que emprendía el vuelo ante su adorado príncipe, le costaba moverlas y se le enredaban, tanto tiempo sin tenerlas que ya había perdido la costumbre de usarlas. Un buen día la -no- hada entendió que para ella esas alas ya no tenían razón de ser, pues su destino era tener los pies en la tierra. Decidió devolver las alas prestadas y seguir caminando por el reino, entre ogros y príncipes verdes, entre príncipes blancos y multicolores.
En su andar por el suelo la pequeña -no- hada nunca volvió a ver al príncipe de la noche.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
LA-T
En su andar por el suelo la pequeña -no- hada nunca volvió a ver al príncipe de la noche.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
LA-T
2 Comments:
De repente el príncipe se dió cuenta que esas alas no eran de ella,
Nada como ser autentico. y ella decidió buscar otro príncipe que la mirara sin alas
saludos
Nada como ser auténtico, en efecto.
Saludos, Triste.
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